Como ya se adelantaba, las modificaciones a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, fueron aprobadas. La Cámara de Diputados dio el visto bueno a las iniciativas de Peña Nieto, con lo que desaparecen las secretarías de la Función Pública (SFP) y de Seguridad Pública (SSP); con ello, las facultades de la primera pasan a la Secretaría de Hacienda, mientras que las atribuciones de la segunda se trasladan a la Secretaría de Gobernación. A pesar de que al último momento se alteraron las fracciones XVIII y XIX del artículo 27 del proyecto que plantea suprimir la SSP, con lo que se desechó el “uso de la fuerza policiaca federal para disolver disturbios” o “situaciones de alteraciones graves del orden público”, algunos diputados advirtieron que el uso del concepto de “seguridad interior” como una de las máximas tareas de Gobernación, facultaría virtualmente a esta Secretaría el uso del ejército para cumplir con su objetivo (véase nota de R. Garduño y E. Méndez, La Jornada, 23/11/2012). Aun así, algunos priistas se atreven a afirmar que no hay una “vuelta al pasado” con la llegada del tricolor a Los Pinos, pero si todavía hay alguna sombra de duda a este respecto, considérese las recientes designaciones de ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (o Supremamente Corta de Justicia, como dirían algunos jornaleros): Gelacio Pérez Dayán y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. El primero se ha caracterizado por posturas conservadoras en sus comparecencias; el segundo, es titular del Sistema de Administración Tributaria (M. L. González, El Universal, 23/11/2012), relacionados con el PRI y el PAN –respectiva y más precisamente con Peña Nieto y Calderón Hinojosa- (A. Becerril y V. Ballinas, Jornada, 23/11/2012), el Tercer Poder de la Unión vuelve a ser botín político para cuidar las espaldas de quienes se van y de quienes llegan. Pero no deberían preocuparse por nada, pues México es un país feliz, donde ni la inseguridad, ni la violencia en las calles, ni las decenas de miles de muertos, ni la crisis económica, ni el desempleo han logrado mellar la satisfacción que las personas sienten con su vida, lo que resulta en que el 80 % de los mexicanos se sientan felices, así lo “reveló” la primera Encuesta Nacional del Bienestar hecha por el INEGI (A. Verdusco y A. Madrigal, Milenio, 23/11/2012). Entonces, tranquilos mexicanos preocupones, que nada pasa en este país.
MAL
Cartón: “Homenajeando a Vargas Llosa”, de Rocha (La Jornada, 23/11/2012)