Por: MAL
Desde los tiempo en que Enrique Peña Nieto se paseaba por el país bajo el pretexto de su campaña presidencial (entiéndase: abonos chiquitos para comprarse La Silla), anunció la creación de un cuerpo de seguridad militarizado: la Gendarmería Nacional (GN). El 14 de marzo pasado, Miguel Ángel Osorio Chong (Secretario de Gobernación) informó que en estos días saldrá la reglamentación de dicha rama del Estado mexicano, que al principio contará con 10 mil elementos (entre miembros del Ejército y la Marina), pero que después este número irá en aumento, “con base en las necesidades que lleguemos a tener del interior del país”, afirmó el funcionario (F. Reséndiz, El Universal, 14/03/2013). Al principio se habló de que este nuevo cuerpo sustituiría a la PF, sin embargo, a fechas recientes Manuel Mondragón y Kalb (el ratificado Comisionado Nacional de Seguridad a propuesta del señor de Los Pinoles, y otrora Secretario de Seguridad Pública del D.F.) informó que la Gendarmería “dependería directamente de su mando” y que “no sustituirá a la Policía Federal” ni realizará las mismas funciones de aquélla (véase nota de J. Villamil, 25/02/2013 en proceso.com.mx), ya que “los elementos atenderán delitos del fuero común [robo en todas sus modalidades, violaciones, secuestros extorsiones, homicidios, etcétera] y constituirán un cuerpo de seguridad de proximidad con la ciudadanía” (T. Rosas, El Economista, 25/02/2013).
Otras fuentes indican que al menos serán tres divisiones de la GN, y la primera de ellas (los 10 mil antes dicho) “deberá estar integrada a más tardar a fines de este año”, mientras que se trabaja en “la creación de 14 bases de operación –tres de ellas en ciudades o regiones cercanas a Estados Unidos–, desde las cuales los gendarmes actuarán en zonas rurales de manera coordinada con las policías municipales o estatales”, y que su primer centro de adiestramiento estará -casualmente- en San Miguel de los Jagüeyes, estado de México (G. Castillo García, La Jornada, 10/02/2013).
Debe entenderse entonces que el nuevo-viejo gobierno, como buen devoto de políticas reaccionarias, dotará de un nuevo brazo al cuerpo represivo estatal ya existente: la PF, la estatal, municipal y la Armada y el Ejército que aún continúan en las calles (para no hablar de los paramilitares, que también son una creación del Estado, pero que hacen el trabajo sucio que la “legalidad” del país nos les permite a los otros). Obsérvese, además, que la intención tampoco es regresar a las fuerzas armadas a sus cuarteles, ya que la Gendarmería estará constituida por elementos castrenses (1500 marinos y 8500 soldados), sino simplemente cambiarles el uniforme y evitarse buena parte de la rechifla que ese descaro le costó a Calderón.
Lo anterior se presenta en un contexto en que, por un lado, se impulsa el mando único estatal de los cuerpos policiacos municipales y se pugna por su concreción a nivel federal y, por el otro, se dan pasos hacía la ejecución de un bloque de seguridad regional, conocido como Escudo Centro, cuyas evidencias pueden advertirse en la subordinación de la mayoría de las policías municipales en el Estado de México a un convenio de mando único, en conjunción con la inexistente municipalización de la seguridad del Distrito Federal. De este modo, con dicha regionalización y con la pretensión de que la GN actúe fundamentalmente en zonas rurales (como Guerrero, Oaxaca, Michoacán y otros estados donde se presenta el fenómeno de las policías comunitarias y grupos de autodefensa) se estaría avanzando en la centralización de toma de decisiones en materia de seguridad e incluso de políticas sociales no asistencialistas, con clara afectación a la autonomía municipal (base de la organización política y fuente de la soberanía nacional).
Además, tendría afectaciones en la eficacia para la prevención y persecución de ilícitos, por la homologación de los trabajos en lugares donde las composiciones social, económica y geográfica son distintas. Sin embargo, este comportamiento gubernamental es coherente con lo parco que han sido hasta ahora acciones como la “Cruzada Nacional Contra el Hambre”, pues de lo que se trata es de reforzar medidas punitivas en vez de abonar a las preventivas y de paso fortalecer al Estado en su expresión como gobierno. En este sentido, evidentemente la creación de una Gendarmería Nacional para brindar mayor seguridad de poco servirá si antes no se atienden las causas que la propician como, por ejemplo, la falta de oportunidades laborales y de preparación entre la población, la enorme brecha entre las percepciones económicas de los mexicanos, el acceso a la justicia, la continuación del modelo económico y penitenciario o la impunidad entre los delincuentes con influencias. Lo único que hará es apuntalar más al gobierno, pues le permitirá presentar, ante buena parte de los habitantes de este heroico país, una cara de eficacia y de resultados “tangibles”.
Cartón: “La Gendarmería”, del caricaturista Pacote, tomada de su blog (http://caricaturistapacote.blogspot.mx/) y que publicó el 19/12/2012.