Pintores mexicanos que no tuvieron miedo a la muerte

Ya que hoy se nos acaba la celebración de muertos, debemos abrir un espacio a la muerte en el arte mexicano. Ya antes habíamos comentado que los mexicanos vemos a la muerte como nuestra amiga, es más, como al compadre que le invitamos un tequila y de a caballito derecho.

Pues bien, partiendo de este punto, tendremos que hablar de ante mano de esa figura femenina que estos días adorna todas las casas en papel picado: La Catrina.

La Catrina es un grabado realizado por al artista mexicano José Guadalupe Posada, esta imagen que ahora conocemos hizo su primera aparición en el periódico El Ahuizote y no se le conocía como ahora, sino con el nombre de La Calavera Garbancera, que era una crítica a las vendedoras garbanzos en la Alameda pero que vestían los vestidos tirados a la basura por las mujeres de la alta sociedad.

José Guadalupe Posada, La Calavera Garbancera

El nombre de La Catrina, lo obtuvo hasta 1947, cuando el muralista mexicano Diego Rivera la plasmó en su famosa pintura ”Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Dónde justo en el centro de la pintura están Diego tomando la mano de La Catrina y ella pasando su mano por el brazo de Posada.

DIEGO RIVERA SUEÑO DE UNA TARDE DOMINICAL EN LA ALAMEDA CENTRAL (1947)
Museo Mural Diego Rivera.
15 mts x 4.80 mts
Fresco sobre tablero desmontable.

Sí, La Catrina es de las figuras pictóricas más famosas del arte mexicano, pero no sólo Rivera y Posadas han plasmado la muerte en su obra. Por ejemplo en la antigüedad indígena la representación de la muerte eran calaveras, pero estos pueblos tenían hasta su propio dios de la muerte: Mictlantecuhtli. Este dios, se encargaba de cuidar y reinar el inframundo mexica, el Mictlan.

Por otra parte, durante la colonia también hubo expresiones de la muerte, que más que figuras sobrehumanas y místicas, funcionaban como símbolos de la misma muerte, como ejemplo tenemos la pintura Alegoría de la muerte, hecha por Tomás Mondragón, donde es obvio que se intentaba representar que las apariencias engañan y aquel lugar que todos tenemos bien seguro es la muerte.

Alegoría de la muerte, Tomás Mondragón, 1856.
Óleo sobre tela, 160×125. Pinacoteca del templo de la Profesa.

Así que ya sabes, nosotros los mexicanos no sólo tratamos a la muerte como una igual, sino que la festejamos y hasta dejamos huella de ella en el arte.

Eric Angeles

Editor y fundador de revista Iboga, literato de formación, mercadólogo digital de profesión y diseñador web cuando hay necesidad.

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