Eric Ángeles y Lo Hiancia Pez
A propósito de su más reciente libro, Manual para enamorarse, la autora nos concedió una entrevista sobre el amor y el lado obscuro de la vida.
Lavín se caracteriza mucho por su narrativa sencilla y de temática cotidiana, situaciones que apenas salen del paradigma de la vida real, mezcladas con un poco de humor: “Escribo de lo que me interesa escribir. Me gusta ver en lo aparentemente pequeño todo lo que son dramas humanos. Lo hacen muchos otros autores como Chéjov y Carver, que escriben sobre parejas y de vidas hasta insulsas. Me gusta mirar en lo de todos los días. No esto tirándome de un paracaídas o en una guerra, estoy en una ciudad todos los días dando clases, escribo, tengo amigos e hijos.”
Los instantes son especialmente importantes en sus cuentos, en especial en su nuevo libro, donde las situaciones parecen las verdaderas protagonistas: “Me importan mucho las atmósferas, los espacios, ellos son parte de la trama, de lo anímico de los personajes. Me fijo mucho en los detalles, quizá porque crecí en una casa donde a mi madre le gustaba ambientar los espacios de manera muy afortunada. La estancia, los colores y la luz influyen en un estado de ánimo. No se encuentra mi voz porque pinto mi raya. Uno escribe para dejar de ser uno mismo. Paradójicamente eres más tú mismo porque entras en un terreno de posibilidades e intensidades que se te antoja explorar. Me gustaría ser yo en los cuentos, pero no como narradora.”
Para Lavín, “el cuento es una versión muy editada de una vida, es un momento, un instante, una foto. Sólo pones lo que cabe en esa foto. En el cuento hay que elegir, es un trabajo de edición mental. En su contención, intento elegir la nata posible de palabras en la que no se sepa la vida de los personajes, sino que sólo se sospecha”, por lo que sus relatos son ligeros y sintéticos.
Preguntamos a la autora sobre el amor, sobre su definición propia y personal: “El amor es una invención de nuestra especie. Una afortunada invención que nos hace más llevadera la vida, más duradera. Me gusta una frase de Nadin Gordimer, que dice que es compartir el peso del mundo. El amor es esta casi ficción humana que evidencia nuestra fragilidad, nuestra estatura y nuestra posibilidad de alcanzar algo grande en el alma o en los hechos, pero también nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Por eso hay quienes no quieren amar u otros que aman demasiado. Es un recurso de supervivencia. Es algo complejo e impredecible en cuando llega y cuando se va, no lo podemos atrapar y no lo podemos definir. La pasión amorosa sigue cautivándonos porque es algo que va más allá de la razón. Somos seres que queremos sentir que la vida está bajo nuestro control. Ingenuos de nosotros.“
La narradora revela una extraña fascinación por el desamor y la soledad, por la tragedia y los relatos tristes: “Hay cosas de las que vale la pena escribir. Del amor feliz no. ¿Qué es eso? Como que se va a desmoronar. Si es feliz, ¿dónde están sus aristas oscuras?” Lavín proyecta su claro desprecio por las historias sencillas, a pesar de que le gustan los ambientes cotidianos, cree, que el caos y la tristeza siempre está en ellos: “Me gusta el lado oscuro de la vida, lo que me interesa explorar. Es la parte más interesante porque es la parte menos visible. En lo oscuro hay algo que mirar para entender esa misma oscuridad.”
“Manual para enamorarse” es uno de los relatos incluidos en este nuevo libro. La autora nos cuenta que fue el último en escribirse y el único que deliberadamente aborda el amor. “De pronto quise leer ante la óptica de este cuento algo que los hilvanara. Quizá lo que los hilvana es la soledad. Como lo contrario a la soledad es la búsqueda del amor, pensé que Manual para enamorarse era un título adecuado. Aunque el enamoramiento es más un espejismo y una ficción breve.”
Mónica Lavín desea próximamente probar nuevas facetas de su obra, dejando la narrativa a un lado por el momento: “Quiero escribir algo de memoria, estoy coqueteando con el género. Me gustaría algo sobre la madre, pero como que no le he sabido entrar. También tengo ganas de explorar en la dramaturgia con alguien que conozca. Tengo otro libro que se llama La casa chica, que habla de personajes que sí existieron. Me gustaría extrapolar algunas de esas historias al escenario.”