Por Karina Zavaleta Fotos: Alan Mendoza
Nuestro paso por el plano terrenal se caracteriza por una constante labor de dirigir nuestra vida hacia lo que creemos más conveniente. Este proceso puede ser sumamente complicado para muchos, pues es muy fácil sentirse abrumado por la diversidad ideológica de este inmenso mundo. Durante dicha tarea pasamos por múltiples facetas, incluso algunas por las que seguramente jamás imaginamos atravesar; sin embargo, nos abstenemos de experimentar otras tantas, porque paulatinamente construimos una idiosincrasia que nos define como individuos, pero que también nos limita. ¿Cuántas veces el temor o los prejuicios nos han privado de vivir nuevas experiencias? Aceptémoslo, una vez embebidos en una zona de confort es casi imposible romper con nuestros paradigmas. “Obesos soñaron dragones” los destroza: al no seguir una temática definida, transgrede la percepción del espectador con una arriesgada reinvención de atmósferas, sonidos y movimientos.
Esta obra desafía las posibilidades orgánicas del cuerpo al explorar movimientos sumamente diversos, lo interesante es que para ello los bailarines no necesitan hacer proezas inhumanas. A través de la sencillez, los ejecutantes establecen un contraste entre secuencias fluidas y “descompuestas”, con lo que fabrican imágenes bellas y perturbadoras para quien las mira. Sin mencionar que la iluminación, la música y otros elementos sonoros fungen un papel fundamental en la construcción de atmósferas oníricas.
No hay nada predecible en esta puesta. Cuando el espectador comienza a sentirse involucrado con la escena, todo cambia y se vuelve abismalmente diferente, por lo que la atención del público se sacude una y otra vez. Así durante una hora y cuarto, el escenario se transforma en un lienzo de múltiples irrealidades.
“Obesos soñaron dragones”, dirigida por Ricardo Noel Pulido Orona se presentó en la temporada corta de coreógrafos noveles “Emergencia Coreográfica” en el Teatro de la Danza el 1 de agosto. Te invito a seguir el trabajo de este coreógrafo.Puede que su trabajo te anime a hacer “eso” que tanto anhelas, pero que jamás te has atrevido.