Recientemente hablé en mi clase de biología celular sobre los virus y el debate interminable de la comunidad científica sobre si se consideran organismos vivientes o no, dadas sus particulares características estructurales. En el contexto biológico un virus es definido como un agente infeccioso microscópico acelular (que no está formado por células) que sólo puede multiplicarse dentro de las células de otros organismos, es decir, que al carecer de metabolismo propio actúa como un parásito en el interior de las células que infecta.
Algunos virus como el VIH pueden producir infecciones permanentes o crónicas cuando, una vez ingresados al cuerpo, éstos continúan multiplicándose evadiendo los mecanismos de defensa del hospedero. Sin embrago no todos los virus provocan enfermedades, ya que muchos de ellos se reproducen sin causar ningún daño al organismo infectado.
Los retrovirus endógenos
Existe una familia muy interesante de virus: los retrovirus, la cual incluye una amplia gama de estas partículas que son capaces de infectar animales, y que tienen todos en común un único mecanismo para replicarse, el cual se distingue por dos características particularmente remarcables:
De esta manera, una vez integrado el provirus al genoma propio de la célula infectada (hospedero), los genes provirales pueden ser expresados nuevamente por los mecanismos celulares normales, los cuales, sin saberlo, dirigen la formación de la progenie de nuevos virus.
Ahora bien, hay ciertos retrovirus, que una vez integrados en el genoma de la célula que infectaron, permanecen ahí, inactivos, ocultos. A estos se les denomina retrovirus endógenos (Etimológicamente “Que se origina o nace en el interior”).
De hecho, los provirus de retrovirus endógenos en los humanos, conocidos en el ámbito científico como (HERV) comprenden una parte significativa del material genético humano, con aproximadamente 98 mil elementos – ¡Casi cien mil virus almacenados en cada una de las células de tu cuerpo! – entre estos fragmentos suman alrededor del el 8% de tu contenido genético.
La mayoría de los retrovirus endógenos que se encuentran en los genomas de los vertebrados (no sólo de los humanos) son sumamente antiguos y en algún momento de la historia evolutiva se volvieron inactivos porque mutaron, y de esta manera se volvieron incapaces de replicarse y se integraron de una manera estable al genoma de sus especies huésped. Entonces la inmensa mayoría de HERVs son simplemente rastros de virus prehistóricos originales y por esta razón, es extremadamente poco probable que tengan efectos negativos sobre sus anfitriones, excepto en circunstancias inusuales.
Enfermedades causadas por retrovirus endógenos
Recientemente a partir de estudios en aves y algunas especies de mamíferos, incluyendo ratones, gatos y koalas, se ha descubierto que los ERVs más jóvenes (es decir, los más recientemente integrados al material genético en el transcurso de la historia evolutiva) podrían estar asociados con algunas enfermedades. Ello ha llevado a los investigadores a proponer el papel de algunos ERVs en casos particulares de varias formas de cáncer humano y enfermedades autoinmunes, aunque todavía se carece de evidencia concluyente.
En una investigación realizada en 2004 se informó de que los anticuerpos para HERV (proteínas del cuerpo producidas para defenderlo específicamente contra HERV) se encuentran en mayor frecuencia en la sangre de pacientes con esquizofrenia. Además, el líquido cefalorraquídeo de las personas con esquizofrenia de inicio reciente contenía niveles de un marcador retroviral, la transcriptasa inversa (una enzima propia de los retrovirus), hasta cuatro veces mayor que los sujetos usados como control. Los investigadores todavía continúan buscando el posible vínculo entre HERVs y la esquizofrenia, con la posibilidad de encontrar el papel del mecanismo de activación de esta infección viral que induzca la esquizofrenia.
El caso de Louis Wain
Louis Wain fue un exitoso ilustrador británico de comienzos del siglo XX, que gustaba de dibujar llamativas imágenes de gatos. Las ilustraciones de Wain han sido vinculadas con la esquizofrenia en los libros de psicología de los últimos 20 años pues los autores infieren que esas ilustraciones sugieren la progresión de su deterioro mental, evidenciando una relación con la condición esquizofrénica.
Algunos investigadores especulan que Wain ciertamente padecía de esquizofrenia, y su origen fue a causa de la toxoplasmosis, una infección parasitaria que se puede contraer de los gatos. La teoría de que la toxoplasmosis puede desencadenar en esquizofrenia es un tema de investigación aún en curso, aunque los orígenes de esta teoría se remontan a 1953. Otros, como el Dr. Michael Fitzgerald rechazan la teoría de que Wain padecía de esquizofrenia, él cree que es más probable que hubiese padecido del síndrome de Asperger (Un conjunto de problemas mentales y conductuales que forma parte de los trastornos del espectro autista), ya que si bien el arte de Wain tomó una naturaleza más abstracta a medida que envejecía, su técnica y habilidad como pintor no disminuyeron, como cabría esperar de un esquizofrénico. Por otra parte se han demostrado en sus pinturas algunos elementos de agnosia visual (incapacidad cerebral para reconocer o comprender estímulos visuales), un elemento clave en algunos casos de este síndrome. Si Wain tenía agnosia visual, puede ser que la haya manifestado sólo como una atención extrema al detalle en sus obras.
Wain era considerado un personaje excéntrico. Después de la Primera Guerra Mundial hubo menos demanda de su arte, lo cual causó su empobrecimiento progresivo. Su estado mental parece haber pasado desapercibido durante algún tiempo, pero hacia el final de su vida fue declarado loco y trasladado al pabellón de indigentes del Hospital Springfield en Tooting. Los guardias del hospital no tardaron en darse cuenta de su talento y un año más tarde facilitaron su traslado al Hospital Royal Bethlem, donde se le permitía a dibujar y pintar libremente hasta su muerte en 1939.
Es, por supuesto, es imposible determinar si Wain sufría efectivamente de esquizofrenia, y si así fue, si tenía una infección causada por retrovirus endógenos, por parásitos, o padecía del síndrome de Asperger. Lo que es un hecho es que su trabajo ahora es altamente coleccionable y es considerado un referente histórico entre los ilustradores. Incluso H.G. Wells dijo de él: “Él ha hecho al gato parte de él. Él inventó un estilo del gato, una sociedad del gato, un mundo entero del gato. Los gatos ingleses que no se ven ni viven como los gatos de Louis Wain se avergüenzan de sí mismos”.
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