Albedrío, Daniel Sada, Tusquets, 2012.
Una noche, llega a Castaños un gurpo de húngaros muy sospechoso. Lo que los lugareños no saben, es que no vienen a robar, sino para montar un pequeño cine que proyecta una película vieja e incompleta. Ellos se esmeran por montar todo, la pantalla, las luces, las butacas, pero son mal recibidos. Al salir del pueblo, advierten a Chuyito, un niño que ha subido como polizón a su camión. El jefe, Manducho, lo adopta como su hijo, pero traerá diferentes repercusiones en toda la compañía.
Sada es un gran escritor, en cada párrafo podemos ver la dedicación del oficio, el modo tan esmerado para contar cualquier cosa. A los lectores muy clavados, les encantará ver los diferentes recursos del escritor y el modo en que se desarrolla la historia. A los lectores más casuales por momentos puede parecerles muy pesado e incluso aburrido. “Gongorino” le dirían algunos críticos y para mí no se alejan tanto de la descripción.
Lo que puedo comentar es que, personalmente, la historia de Chuyito y el cine nómada no me atrae para nada, ni en su inicio, ni en su desarrollo. Leer este libro fue más como una experiencia de lector, con grandes descripciones, un panorama muy al estilo de Rulfo y muy rico en formas de expresión, pero la historia no es del todo atractiva. Altamente recomendado para lectores profundos y escritores, y como un buen ejercicio para quienes gusten las novelas más sencillas y atractivas.